Todos los problemas tienen zonas visibles (conductas) e invisibles (pensamientos), por lo que es imprescindible escanear y analizar funcionalmente todo para diferenciar objetivamente síntomas de causas. A veces, una misma conducta puede deberse a diversas causas, perseguir consecuencias disímiles y precisar ayudas o intervenciones diferentes. Las conductas disruptivas reflejan los intentos de cada sujeto TDAH por adaptarse al medio con los recursos personales de que dispone, por ello, debemos tener en cuenta que una conducta disruptiva puede ser una respuesta injusta a una oferta digna, atractiva y útil, pero también puede ser una reacción lógica a una oferta poco interesante, excluyente o inabordable.
El reto está en plantearnos cómo entrar en el pensar, en el hacer y en el sentir de cada individuo, sin olvidar que en estas etapas de desarrollo son seres humanos en formación y cambiantes que se están haciendo y deshaciendo constantemente debido a los cambios evolutivos que se producen en su desarrollo.
La experiencia de los sujetos TDAH no es neutral porque las percepciones y las emociones orientan de manera fundamentalmente implícita el sentido, la intensidad y la persistencia del aprendizaje, la toma de decisiones y los comportamientos.
La intervención en el ámbito de la psicopedagógica clínica y educativa supone apostar siempre por el sujeto, por la construcción de la personalidad elegida por cada uno, por potenciar su propio proyecto de vida sin barreras, por permitir a cada individuo adoptar un modo de hacer que estimule y facilite su aprendizaje, mientras experimenta a su ritmo y disfruta de los recursos y propuestas de escenarios intelectuales competentes, estimulantes y diversos.
Destacando por encima de todo la diversidad, la diferencia y la identidad singular como las “señas de equidad” con mayor potencial a disposición del ser humano, para afrontar la complejidad del mundo cambiante en el que están inmersos y crear un escenario de tolerancia cero con la violencia psicológica en pro de formular un espacio positivo de entendimiento, ternura y ayuda donde cada sujeto pueda sentirse importante y expresarse sin miedos, de forma libre y espontánea arropado por el cariño, la comprensión y el respeto.
Hay que establecer actividades, momentos y condiciones en el quehacer diario de los sujetos con TDAH que les permitan aprender a pensar sobre el mundo exterior y analizar el propio pensamiento, los sentimientos y las conductas, porque cada individuo puede desarrollar talentos extraordinarios que debe descubrir y potenciar si somos capaces de superar la uniformidad y abrir las puertas a la diferenciación y personalización de los procesos de aprendizaje.