TDAH ¿UNA DISCAPACIDAD INVISIBLE?
Os habéis imaginado alguna vez lo que se siente al no saber cómo comunicar tus pensamientos, tus sentimientos o tus ideas. Al tener los conceptos corriendo por toda tu cabeza pero sin la habilidad necesaria para comunicarlos. Imaginaros al menos por un momento, que no podéis hablar o escribir en la forma en que los demás lo saben hacer. Tratad de hacer un resumen del libro que tardasteis más de un mes en leer y que el maestro no os entienda nada, porque todas las ideas están desorganizadas y está lleno de faltas de ortografía. Para colmo de males, después de dedicarle más de cinco horas a la tarea, se os olvida encima de la mesa de la cocina o del salón.
Imaginaros tener que repetir la mayor parte de los trabajos varias veces porque están sucios, y les falta estructura, se les olvida la fecha o ponerle el título, y sobre todo, que el maestro lo identificara por la mala letra o porque era el único que no traía nombre.
La vida escolar de estos niños/@s es bastante complicada y desagradable porque la mayoría no entienden bien lo que leen y las matemáticas les parecen cuentos de extraterrestres. Como cuando el maestro les pedía que escribieran el número 2 5 4 3, lo escribían en notación desarrollada. Odian las fracciones y no le encuentran ninguna gracia a pasarse horas cortando pasteles imaginarios en trozos iguales, ya que para ellos, lo importante es ¡comérselo!
Son niños que prácticamente nunca pueden quedarse sentados, sin moverse ni tan siquiera un ratito. Los maestros suelen etiquetarlos como niños/@a con “culo de mal asiento” o llamarles la atención diciéndoles que: “ya son mayorcitos para saberse sentar bien y respetar el trabajo de los demás”. Suelen molestar a los compañeros con sus ruidos, no les dejan concentrarse o prestar atención, y como habitualmente son niños que nunca han experimentado lo que era eso de concentrarse o prestar atención y se preguntan a sí mismos:
“¿Y a quién se la presto?”
“¿Será un material escolar que seguramente he perdido y que ni me he dado cuenta.
En la mayoría de las ocasiones no entienden lo que les dicen los maestros y casi siempre llevan a la escuela una tarea que no tiene nada que ver con la que habían hecho sus compañeros. En clase suelen soñar y es su lugar por excelencia donde les fluyen mil ideas. Si por ejemplo estaban tratando el tema de los ríos, suelen abstraerse mentalmente y ubicarse en alguna historia que les haya pasado con anterioridad, pero de repente, cuando regresan de sus recuerdos, se encuentran con que sus compañeros ya están realizando un ejercicio de matemáticas. Preguntándose:
¿Cómo y a qué hora han cambiado de actividad?
¿Por qué no me avisaron?
Normalmente son niños/@s que se pasan bastantes espacios temporales castigados, haciendo copias de páginas y páginas, repitiendo sin cesar las tablas de multiplicar para que al día siguiente según afirman ellos mismos “Se les olvidaran “.
Son niños/@s que se distraen hasta con el “vuelo de una mosca” y es muy difícil que una vez que se acostumbran a los olvidos los maestros les crean y no les digan, expresiones tan usuales para ellos, como:
“¿Qué te pasa?”
“¡No eres tonto/@ para lo que quieres!”
“¡Si tu quisieras podrías conseguirlo todo, y ser el primero/@ de la clase!”
“¡Lo que pasa es que eres un vago/@ y no tienes ganas de trabajar!, ¡Date prisa!”
Por ello, a posteriori, cuando escuchan estas palabras les retumban los oídos, porque es evidente que son niños/@s que por supuesto quieren sacar buenas notas y que prefieren pasar de curso que repetir. Les gusta jugar y no pasarse el día castigados, pero en muchas ocasiones, se preguntan una y otra vez a sí mismos ¿realmente seré “Yo” un tonto/@? Y es posible que se lo cuestionen muchas más veces y que algunos se lo lleguen a creer durante muchos años.
A su vez, son niños/@s que tienen también la necesidad de preguntarse a sí mismos ¿Y para qué soy bueno/@?
Hacen las mejores travesuras, les suele encantar patinar, andar en bici, trepar a las barandillas, construir avalanchas, organizar “fiestas”, contar chistes y disfrazarse. Siempre son los más audaces entre sus compañeros y vecinos.
Se atreven a todo, a robar y a copiar exámenes, a desafiar a los maestros, a participar en carreras ilegales de coches, etc. Son chicos que suelen tener amigos/@s que los consideran “raros” pero que les caen bien.
Muchos han recorrido un número significativo de colegios, aspecto que les permite conocer a muchas personas, según sus propios testimonios esto les ayuda a ser personas sociables, dinámicas y que cuenta con un sinfín de experiencias. Les facilita a entender y a no tenerle miedo a los cambios. Vuelan lejísimos con la imaginación, son muy creativos y por lo tanto no se aburren nunca.
Son chicos/@s que siempre han dormido muy poco, situación que les suele ocasionar muchos problemas con sus padres y aprovechan este momento como el “único” donde pueden hacer lo que más les gusta: dibujar, bailar, cantar delante del espejo, sentirse artista, y soñar con que llegaba un hada o un genio que mágicamente acababa con los problemas escolares.
Cuando estos chicos/@s cuentan sus experiencias recuerdan que esas noches, “solos” en su cuarto no se sentían juzgados, criticados y sobre todo que nadie les decía que estaban perdiendo el tiempo. Pero…
¿Qué es perder el tiempo?
¿Hacer lo que yo sabía hacer?
¿Realizar actividades que ni tan siquiera eran “calificables”?
¿Eso es perder el tiempo?
En estas situaciones, siempre suelen sentir que no agradaban a sus maestros ni a sus padres, que ellos siempre esperaban más, y que en la mayoría de las ocasiones, no sabían cómo hacer las cosas para que les salieran como ellos deseaban.
Poco a poco ellos mismos se van dando cuenta de que necesitaban hacer más cosas que los demás:
·Organizarse, llevar una agenda, aprender a leerla, y proponerse a sí mismos oír una clase aunque fueran sólo 10 minutos.
·Aprender a conocerse y a saber que sus periodos de atención eran mejores en un momento del día determinado.
·Aprender que “EL NO ENTENDER NO SIGNIFICA SER TONTO/A”
·Aprender que “QUERER NO SIGNIFICA PODER”, sino que en muchas ocasiones no podían porque no sabían cómo o no comprendían las instrucciones.
Y, a medida que van siendo adultos todavía les pasan mil cosas, pero la mayoría han aprendido también a “reírse de ellas”. ¡No pasa nada!, lo suelen volver a intentar y si no les sale pues pueden pedir ayuda.
Aunque les sigue costando muchísimo trabajo organizarse, escuchar una instrucción completa, centrarse a sí mismos cuando están distraídos, siguen siendo intolerantes e impacientes.
Si aprenden de manera diferente es incuestionable que miran el mundo con otra lupa, pero son personas muy inteligentes, muy creativas, perspicaces y sobre todo cuentan con una gran capacidad de aprendizaje.
Teniendo en cuenta que el TDAH es una “incapacidad invisible” para los demás pero dolorosamente demasiado visible para quienes la viven y padecen. Es necesario por lo tanto, invitar a todo el mundo que se relacione con la misma a ver más adentro de cada persona, a entender que “querer no es poder” y así ofrecer y dar lo mejor de cada uno para ayudar a ser y hacer mejores personas.
¿Qué opinas?